Una de las paradas que hicimos por el camino fue Möorudalur, una zona complicada y en la que hay unas pocas granjas bastante alejadas unas de otras y donde se puede repostar en su gasolinera, para muchos la más bonita de Islandia; tras tomar un chocolate caliente y ver algunos de sus famosos jerséis de lana islandesa (lopapeysa) muy conocidos por su estampado superior y elaborados con un punto muy pequeño, aportando calor y manteniendo la temperatura corporal. Solo se utiliza lana islandesa y es un producto de alta calidad por lo que no es un souvenir apto para todos los bolsillos.
Continuamos nuestro recorrido por la Ruta 1 o carretera de circunvalación, la cual nos sirve de guía para organizar los itinerarios, haciendo alguna parada para fotografiar o ver los impresionantes paisajes.
Como os decía, Seydisfjördur nos pareció la mejor elección para establecer nuestro campamento base en esta zona del país. Es una pequeña localidad próxima al fiordo del mismo nombre y con unos 700 habitantes, rodeada de montañas y con numerosos saltos de agua en las proximidades.
Fundada por pescadores Noruegos, hoy, tras el cierre de la mayoría de la pesquería local, centra su economía en el turismo. Entre los monumentos más importantes destaca la "Iglesia Azul" (Bláa Kirkjan) que sigue la tradición arquitectónica islandesa aunque llama la atención su color azul, además de contar con un interesante ambiente cultural.
Y como recomendación personal el Skaftfell Bistro un pequeño café restaurante perfecto para relajarse y tomar un tentempié; su carta es reducida pero sus pizzas de las más ricas que he comido y también puedes degustar alguna de sus cervezas locales.
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