Jerusalén es la capital de Israel y su ciudad más grande y poblada; es una de las ciudades más antiguas del mundo. Jerusalén es considerada una ciudad sagrada por las tres grandes religiones monoteístas: el judaísmo, el cristianismo y el islam. Para el judaísmo es allí donde el rey David estableció la capital del Reino de Israel y lugar de asentamiento del Arca de la Alianza y donde su hijo Salomón construyó el Templo hacia donde deben dirigirse las plegarias; para el cristianismo es allí donde predicó Jesús, fue crucificado y resucitó; es también la tercera ciudad sagrada del islam, donde para los musulmanes el profeta Mahoma subió al cielo y a la que miraban los primeros musulmanes al rezar, antes de pasar a hacerlo de cara a La Meca, en Arabia Saudita. Su parte más conocida la llamada Old City o Ciudad Vieja de Jerusalén que fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1981 y que es el epicentro para estas tres religiones con lugares como el Santo Sepulcro, La Vía Dolorosa, el Muro de las Lamentaciones o la Cúpula de la Roca y allí conviven las tres mezclándose con las tiendas y los puestos de mercado que venden desde mantas para la oración, rosarios, coronas de espino, kipás, estrellas de David, kafiyas, cerámicas, hasta especias o falafel.
Este centro histórico esta dividido en cuatro barrios, el Armenio que sería el más pequeño de los cuatro, el Judio, el Cristiano y el Musulmán que sería el más grande aunque sumando los cuatro su superficie total es apenas un kilometro cuadrado.
Rodeado de una muralla tiene ocho puertas para acceder, la Puerta de Jaffa, la más usada por los turistas, la Puerta de los Leones que marcaría el comienzo de la Vía Dolorosa, la Puerta de Damasco la más grande e importante, la Puerta de Sión para acceder al barrio Armenio, la Puerta Dung o también llamada "de la basura" que conecta con la explanada de las mezquitas, la puerta de Herodes y la Puerta Nueva.
Y la octava que sería la Puerta Dorada que lleva siglos sellada, esperando el regreso de El Mesías y que resucite a los muertos o por lo menos eso se dice.
Merece la pena perderse por sus callejuelas y recorrerlas, cada esquina, cada piedra de esta milenaria ciudad parece que te cuente una historia.
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